El Washington Post está investigando la posibilidad de vender su edificio del centro; incluso bajo Jeff Bezos.

El atribulado The Star-Ledger no sólo está recortando empleados, sino sus bienes inmuebles también. Gannett está en una juerga de venta masiva, derramando propiedades por dólares.

En todo el país, desde los más pequeños periódicos hasta las cadenas de periódicos más importantes, están diciendo adiós a sus salas de redacción de mas de un piso.

¿Es esto una patada final y simbólica en el intestino? Después de despedir a la gente, ¿las salas de redacción irán a hacer sus maletas y salir de sus casas de la gloria, alejándose de las instituciones que albergaban recuerdos, leyendas, y una época dorada?

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