RISSIG LICHA
MIAMI—Las palabras representan, por sobre todos los adelantos científicos y las innovaciones tecnológicas, la más pura expresión de creatividad del homo sapiens en su puja de larga data por tratar de contextualizar un entorno al que ha llegado, como muchos de los dispositivos de nuestra cotidianidad, sin instrucciones de uso. Palabra a palabra describimos, enunciamos, denunciamos y, por qué no admitirlo, hasta insultamos. Algunas son certeras y dan en la diana. Otras son ambiguas y vagamundean sin rumbo ni sentido. No todas dicen lo que aparentemente dicen y, a veces, lo que a primera vista nos parece, se nos desvanece ante un escrutinio más riguroso, como la frasecilla con cola con la que se ha pretendido darle fin al debate sobre el IVU+ del gobernador Alejandro García Padilla.

El que voceó la célebre frase no fue nada más que el presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Jaime Perelló quien con ella pretende suspender el debate público de la más impopular legislación popular producto de la creatividad fiscal del gobernador García Padilla. Fiel a Luis Miguel, Perelló dio en el clavo. “Con tres palabras te diré toda mis cosas”. Y, así fue, al dejar claro desde su poltrona cameral que había llegado la hora de “pasar la página”.

Ese “pasar la página” de Perelló, quien durante el Vía Crucis legislativo, poco se distinguió por hacerle caso a lo que el pueblo boricua, azotado por más latigazos impositivos que un transgresor de la Sharía condenado por un tribunal islámico, reclamaba de sus representantes, es la más cínica frase pronunciada, hasta la fecha, en todo el discurso legislativo. De hecho es eso y más pues vierte un avinagrado caldo sobre las heridas de un pueblo que inmisericordemente ha sido sentenciado a pagar una deuda impagable a través de un impuesto intragable..

Algunos pensarán que esa caracterización es una exageración. Otros que poco importa. Basta con analizar la pequeña frase de Perelló para comprender cuán frasecilla es como frase y cuán malsana es como eje central del discurso público oficialista en un país en el que el pueblo ya no le cree una sola palabra que aflore de labios de cualquiera de sus políticos.

La traducción de la frase al inglés, hoy lengua franca de aquéllos boricuas que viven abrazados a Mickey en busca de Buena Ventura, es una frase que en la lengua de Shakespeare quiere decir “next” que, aunque da señas de desdén, palidece y hasta luce un tanto lite al decodificarla al castellano callejero que hasta Pedro Navaja entiende como un “que se jodan” que, sin lugar a dudas, resulta más descalificativa e incendiaria.

Por ello, la frase de Perelló no debe dejarse pasar con liviandad como una frase más y, menos dejar impune, pues para el pueblo puertorriqueño es, más allá que una afrenta oficialista más; es un agrio recordatorio para un pueblo que por esa frase y muchas otras más, pronto tendrá que pagar más por menos hasta que le llegue el momento de que éste le diga, en clave callejera, a toda la clase política: “llegó la hora de pasar la página”.