Rissig Licha

Posted: 30 Mar 2014 09:24 AM PDT

MIAMI—La falta de rigor lleva a un desenfreno que conduce al caos, desemboca en la anarquía y desata un desconcierto que va en desmedro del balance y el orden al que aspiramos en la cotidianidad de nuestras vidas para entrar en un estado en el que lo único que impera es la pérdida de control, máximo si ello es producto de la desinformación que se disemina por la Red—poco importa si emana desde la oficialidad, la extra oficialidad o meramente de la pura casualidad—porque igual, se riega como la pólvora, con gran celeridad, hasta copar todo el ciberespacio, trayendo con ella serias consecuencias para todos. Un incidente reciente en Canarias devela cómo un tuit puede detonar el mismo revuelo que el guion de Orson Wells de la obra de H. G. Wells tuvo para los radioyentes en el 1938.

El diario madrileño El Mundo hace un par de días dio cuenta del incidente que, en medio de la infructuosa búsqueda por mares asiáticos e índigos del vuelo 370 de Malaysian Airlines, causó gran revuelo pues presumía envolver otra aeronave, esta vez en Islas Canarias. La noticia tuvo su origen en un tuit enviado por la cuenta oficial del servicios de emergencias @112Canarias que citaba al Control Aéreo isleño “Control Canarias confirma caída al mar de avión a 2 millas costa #GRANCANARIA a la altura de Jinámar. Se desconoce número de pasajeros”. (SIC)

Los medios, entre ellos el propio El Mundo, sin confirmar la información con una segunda fuente, se dieron a la tarea de propagar la información que emanaba de la cuenta del 112 canario. Al tuit inicial de la fuente oficial isleña se le sumó una imagen que propagaron otros por Twitter de una foto en la que supuestamente se mostraba el área en el que se había escenificado el “amerizaje”.

Al fin, todo era un espejismo. Una llamada al 112 de un testigo que dijo haber visto un avión caer al mar. El servicio de emergencias llamó a la torre de control del aeropuerto pero, entre la llamada del “testigo” y la respuesta de la torre de control, el gestor de la cuenta de Twitter del 112 diseminó la “noticia”. Los medios la replicaron y otros canarios digitales replicaron el canto de los medios a través de sus propias cuentas de Twitter. Algunos llegaron a especular que era un avión alemán de la empresa Tui—no de tuit, sino de Tui AG una empresa de viajes germana.

Minutos más tarde, según El Mundo, AENA, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, la empresa operadora de aeropuertos y los Controladores Aéreos, desmentían la noticia. La primera desde su cuenta @aenaaeropuertos indicaba “Falsa alarma: no ha desaparecido ningún avión cerca de la costa de Gran Canaria” y la segunda @controladores contaba: “En el mar hay un barco remolcando a otro que lleva una grúa. En la distancia parecía un avión, pero no es así. Falsa alarma. Tranquilidad”.

Nada, que una noticia de la nada originada por un nadador, se convirtió en un “Trending Topic”, o tema de impacto en la Red y atentos a la imperante práctica periodística en la que se valora lo expedito sobre lo óptimo, el ser primero que ser certero con la información que se comunica, los medios cantaban como canarios enjaulados el trucho reportaje de un despistado bañista. Y todo, porque se ha perdido la precisión editorial, es decir el rigor en velar por aquello que publicamos, en favor de la dispersión febril de una “noticia” que en un medio con la capacidad de dispersión y alcance de la Red agiganta los efectos de una imprecisión. Por ello, es importante un mayor rigor editorial para evitar la imprecisión que en la Red, por su poder de dispersión, puede crear gran confusión.