Rissig Licha |
Posted: 31 Dec 2013 06:19 AM PST MIAMI—Fiel a la tradición, siempre suele ser lo mismo. El reloj marca la hora. Llega el momento del tan esperado adiós con el que se despide otro agotado año más. Atrás quedan las bondades, maldades, obviedades y, hasta una que otra genialidad de otro ciclo más que llega a su fin. No es el momento para mirar atrás. Ni tampoco para adentrarnos en la memoria y sumirnos en la nostalgia. No es el minuto para pensar en lo que no fue o, peor aún, para tratar de reconstruir las razones de por qué no fue. No es hora para lamentaciones. Ni tampoco es el instante para la tristeza, no, es la fecha para dar cara al futuro. Este es, precisamente, el justo momento para volver a soñar y, con ello, abonar la esperanza de que podemos cosechar la primicia que en siembras anteriores simplemente no llegó a fructificar. Es hora de proposiciones de todo aquello que queremos alcanzar. Es noche de celebración de un nuevo amanecer. En medio de tanta alharaca—producto de la mezcla de ron con son y la barbarie de pólvora y petardos, alumbrados por el centelleo de miles de luminarias que puntualizan el agasajo—llegó la hora de hacer un alto para, en silencio, dar gracias por tantas bendiciones y, volver a soñar con un mañana de bonanzas, bienandanzas y alabanzas que premie a todo aquel que le da significado a nuestros días, alegra nuestra cotidianidad y solventa las vivencias de esta existencia que sin amigos y conocidos, como ustedes, sería solo un año más. ¡Feliz Año Nuevo
|